Me independicé hace 4 años, dejando atrás la casa de mis
padres para comenzar una nueva aventura.
Es complicado meter tu vida en cajas y llevártela contigo,
como un caracol, por lo que muchas de mis cosas se quedaron en casa de mi
madre.
Hace poco, me pasé por allí y al ver muchas de esas cajas,
no pude reprimir el gusanillo y estuve echando un ojo… así que me llevé unas
cuantas cosas. El resto sigue estando allí… quién sabe por cuánto tiempo.
Una de las cosas que me llevé, fue una caja de zapatos llena
de cartas, cartas de hace más de diez años.
Estos días he estado leyendo alguna de ellas, sorprendiéndome
de los problemas existenciales de mis amigos, incluso de los míos propios.
Problemas académicos, con los padres, con otros amigos y sobre todo, el tema
estrella… el amor.
Más allá de lo relativo que puede ser el punto de vista que
se tiene sobre la vida, en función de la edad que tengas… hay algo que tienen
esas cartas, que las hace muy especiales. Los tachones.
Hoy en día vivimos en un mundo absolutamente tecnológico, en
el que comunicarse por el móvil o con un ordenador, es lo más normal. Si bien
es cierto que es mucho más cómodo y facilita la inmediatez, la fluidez, la
frecuencia, etc, se ha perdido mucho encanto.
Escribir de tu puño y letra algo hace que dejes tu sello, tu
esencia. Se manifiesta tu estado de ánimo de otro modo, más natural. Cuando el
subconsciente te traiciona y escribes una palabra en lugar de otra… pero te das
cuenta y la tachas. Tachón entre paréntesis…. Hoy en día ya no existe eso.
Los correos son más pulcros, si te equivocas, corriges y ese
error… es como si nunca hubiese existido. Ese es uno de los síntomas de la
comunicación más impersonal que existe hoy en día.
La letra de cada uno, como hacemos las a, o como hacemos las l,
si le ponemos barriga a la g, o a la j…. cada día escribimos
menos a mano. En aquella época, yo reconocía la letra de mis amigos, incluso la
de los compañeros de clase. Hoy en día, no sé reconocer la letra de compañeros
con los que llevo trabajando 6 años.
Quitando alguna postal, muy de vez en cuando… no recuerdo
cuándo fue la última vez que recibí una carta manuscrita. Lo único que recojo
del buzón, son facturas y publicidad.
Hubo una época en la que la llegada de cartas al buzón,
producía un gusanillo en el estómago, por la duda de si alguien me habría
escrito. Ese tiempo ya acabó, se fue… para no volver.
15 comentarios:
La verdad es que en el tema de las comunicaciones todo ha cambiado mucho, en algunos aspectos hemos ganado, como en inmediatez pero en otros hemos perdido.
Ya casi no se escriben cartas manuscritas pero de nosotros depende conservar esa costumbre; yo sigo enviando cartas vía Correos y me hace mucha ilusión recibir respuestas, así que estoy muy pendiente de mi buzón.
Un beso y buena semana
Nene qué bien me lo paso leyéndote últimamente. Me quedo embobada...
Yo encontré notas manuscritas con unos compañeros de insti pero q iban a otro turno diferente.
Algún día contaré esa historia porque es preciosa y llena de coincidencias bonitas.
Si quieres yo te escribo cartas y te las mando. Con tachones incluidos!!! Jejeje
Besos mi niño
Elly
Nuria, debes de ser una de las pocas personas que todavía mantiene esa costumbre. Es bonita esa sensación de esperar una carta de alguien, de ver el buzón y mantener la expectativa por ver si hay algo... personal.
Bicos
Elly, muchas gracias por tus palabras.
Seguro que esa historia que dejas entrever merece mucho la pena, así que espero poder leerla pronto.
Tomo nota de tu ofrecimiento, así que si veo que me agobio con tantas facturas, te pediré que me envíes una cartita, con tachones y renglones torcidos!
Un besazo
Qué bonita entrada!!!, como siempre. EScribí una entrada hace tiempo en mi blog sobre este tema, a mi me encanta escribir y recibir cartas. Es cierto que la rapidez del mail, etc es indudable, pero guardo en varias cajas postales, y cartas, de años, de muchos años y de vez en cuando las releo, me gusta,es como tener a esas personas por un rato mas cerca.
Todavía envío postales de navidad escritas, es un ritual que no quiero perder, buscarlas, elegirlas, comprarlas, escribirlas, disfruto con ello.
Como a Nuria, me gusta recibir cartas, abrir el buzón y no ver solo facturas, publicidad, sino la letra de alguien querido que ha dedicado unos minutos a ti, eso es especial. No debería perderse esa costumbre, porque a veces, todavía llegan cartas.
Un besote
Rose, recuerdo tu entrada.
Yo también tengo un par de cajas de zapatos llenas de cartas, pero todas tienen en común que son de hace más de 10 años.
Yo hace tiempo que renuncié a enviar las postales navideñas, cuando era algo que hacía todos los años.
Cierto que una carta manuscrita, te hace sentir más cerca a quién te la envía. No es tan inmediata como el correo electrónico, pero sí mucho más especial.
Bicos
Eso está hecho, faltaría plus!
Vengo de visita desde el blog de Bolboreta, y al leer esta entrada referente al correo convencional, no puedo más que darte la razón en que la comunicación de puño y letra es mucho más íntimo y personal. Me has hecho venir a la memoria de cuando corté con una chica por este medio; entre faltas ortográficas y tachones, no le quedó muy claro lo que quería comunicar en la carta. Intentaré ponerme al día en tu blog, pero... ¡Uf! Escribes desde el año 2009. Pereza me da, de ponerme al día.
l'hel-lenic... (vaya nombre),
gracias por tu visita y bienvenid@ a mi ventana.
Si tienes intención de ponerte al día con mi blog, será toda una experiencia. De todos modos, a pesar de ser tres años, no soy de los que escribe muchas entradas.
Gracias por tu interés.
Saludos
¿El nombre se las trae verdad? Me gusta decir que hel·lènic no viene de Helena, pero casi, casi. Bolboreta ya me ha propuesto un cambio, porque ella se limita a copiar y pegar. ¡ Ningún problema ! En cuanto a la lectura de tu blog, he encontrado un atajo: He leído una entrevista que te hizo la Rose, y allí queda bastante claro tus intenciones. Quedas automáticamente agregado a mis favoritos.
Guardo también cartas de cuando no existia internet, con sus huellas que transmitían un mensaje paralelo. Me ha encantado recordar esos tachones o el tippex que usábamos para corregir.
Un abrazo.
l'hel·lènic, la entrevista de Rose es muy bonita, como todas las que hace. Nos hace quedar bien, aunque no seamos ninguno Cervantes.
Gracias
JL, supongo que todos guardamos cajas con cartas manuscritas. Es algo que las nuevas generaciones no podrán decir. Me alegro de que te haya gustado.
Un abrazo
Hola! Un saludo. He llegado a tu blog a través de Elly y la verdad es que hace mucho que te leo pero poco desde que tengo mi blog así que no te he dejado comentarios. Yo también tengo una cajita llena de cartas, una caja que forré con papel de regalo de flores y en la que guardo algo que esta generación se está perdiendo y para mí fue una etapa estupenda. Ahora ellos disfrutan la comunicación de otra manera pero aunque no creo que quieran ni oir hablar de escribir cartas y prefieran su twenty y su facebook yo nunca cambiaría aquello por esto. Me encanta haberlo podido vivir, y de vez en cuando me gusta mucho leerlas y recordar.
Siempre me gustó escribir, desde hade unos meses tengo un blog y escribo sobre todo en plan humor y burla de mí misma, si una no empieza por reirse de sí misma mal vamos jejeje. Bueno, pasate si quieres y echa un vistazo aunque no te adelanto que no soy Cervantes. Un saludo y hasta pronto.
Bienvenida a mi ventana Lola. Gracias por leerme desde hace tanto y gracias por "manifestarte".
Hoy en día las comunicaciones son mucho más avanzadas y es sencillo, en cierto modo, mantener el contacto con cualquiera. Lo de antes sí que tenía mérito, cuando conservabas a los amigos, e incluso "amores" en la distancia, con apenas unas letras en un papel, dentro de un sobre.
Se ha ganado en muchas cosas y se ha perdido en encanto, en personalidad, en cercanía... se han quedado muchas cosas por el camino.
Me alegro de que te guste escribir y que te hayas lanzado a crear tu propio espacio. Seguro que está genial y habla de lo que quieras, que para eso es tuyo.
Te devolveré la visita e iré a leer tus aventuras.
Bicos
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